¿Qué es en realidad “la lengua materna”? ¿Qué representa este nombre tan bonito?
Lo utilizamos en currículos para indicar el grado de conocimiento de un idioma, lo hablamos con nuestra madre, es el idioma que usamos en casa, hemos realizado nuestros estudios en esa lengua, es la lengua que sentimos y en la que mejor nos expresamos, transmite nuestra cultura, expresa nuestra identidad.
Hay tantas posibles definiciones como lenguas o personas.
La lengua “materna” es una denominación muy acertada, ya que la semántica original indica que es la lengua que escuchamos de la boca de nuestra madre, en la que expresa sus sentimientos y nos ha educado, tarea tradicionalmente exclusivamente femenina.
La situación cambia en el caso de personas bilingües, cuya lengua habitual no es su lengua materna porque la lengua que escuchan diariamente en su entorno no es la misma que la de su madre. Estos casos son cada vez más frecuentes ya que son los de la mayoría de los inmigrantes. La lengua del entorno, es decir la que hablan los amigos, la que se aprende en la escuela o se utiliza diariamente en el trabajo, acabará siendo más fuerte que la lengua materna. Aquí, la madre y toda la familia, deberá hacer un esfuerzo para mantener la lengua materna utilizándola en casa pero también leyendo, escuchando películas, música y aprovechando todas las ocasiones de contacto con la lengua materna.
Vivimos en un mundo cada vez más globalizado ya que, sobre todo gracias a internet, podemos comunicarnos más fácilmente con el resto del mundo. La única barrera es el idioma, porque si no hablo la lengua de mi interlocutor, obviamente no podremos conectar. De ahí que buscamos una lengua común, que en nuestro mundo occidental es claramente el inglés. Hoy en día, todos necesitamos poder expresarnos en inglés y para algunos no es tarea fácil o incluso resulta casi imposible.
Esta situación da lugar a frecuentes malentendidos, errores, incluso catástrofes. Pensemos en las reuniones internacionales, sean políticas o empresariales. La mayoría de los ponentes optarán por hablar en inglés, en la creencia de que todos los asistentes le entenderán. Desgraciadamente, no es así y por lo tanto es un error, porque el ponente ni habla un correcto inglés por la sencilla razón de que no es su lengua materna, ni es la lengua que suele hablar, y sus escuchantes tampoco son anglófonos nativos y por lo tanto no comprenderán todos los matices del mensaje del ponente.
Es sólo un ejemplo de la razón por la que es mejor que hablemos o escribamos en nuestra lengua materna y contratemos a un traductor profesional o a un intérprete que sí va a traducir todo el discurso debidamente en la que para él es su lengua materna.
Es muy importante mantener vivas las lenguas minoritarias o más pequeñas. La UNESCO decidió en el año 2000 que el 21 de febrero de cada año sería el Día Internacional de la Lengua Materna, en defensa de las lenguas minoritarias, sus hablantes y sus culturas, en defensa de la diversidad de los humanos y de sus entornos tan diversos.
Nosotros, los traductores profesionales, en cierto modo, contribuimos a la conservación de las lenguas, poniendo nuestros conocimientos lingüísticos a disposición de aquéllos que necesitan comprender a fondo una realidad, una lengua que no sea su lengua materna y una cultura que no sea la suya, por muy parecida que parezca.